Vale la pena aprovechar el verano con algo más que videojuegos y Tik-Tok. ¿Por qué? ¡Muy simple! Los libros pueden ser tan divertidos y tan provechosos como esas opciones. Sólo tienes que darles una oportunidad... ¿Empezamos?
1. El mundo de Sofía de Jostein Gaarder
Nunca nadie sintetizó mejor la historia de la filosofía... "¿Filosofía? ¿Para el verano? ¡Qué horror!".
Bueno, seguramente pasarás algunos momento de soledad. ¿No será entonces un buen tiempo ése para reflexionar sobre ti, los demás y el mundo?
Esta novela, escrita por Jostein Gaarder y publicada por primera vez en 1991, se ha vuelto un clásico por la sencillez con la que explica grandes conceptos de filosofía, pero también por sus increíbles ejemplos que aterrizan la teoría.
¡Atrévete a pensar sobre asuntos trascendentes! ¡Atrévete a reflexionar sobre ti!
2. El Principio del Placer/José Emilio Pacheco
Jorge, un chico de la Ciudad de México, llega a un conservador puerto de Veracruz, allá por los años 50.
Allí se enamorará, pero también comenzará a sufrir los estragos de la adolescencia, a través de una misteriosa mujer llamada Ana Luisa.
No apta para conservadores, pero increíblemente literaria y amena, "El principio del placer" del genial José Emilio Pacheco es uno de los grandes clásicos de la literatura mexicana contemporánea. El volumen incluye la novela corta que da título al libro, así como una colección de cuentes geniales.
¡En serio! Es una garantía: si lo empiezas, no podrás soltarlo.
3. Acuérdate de Acapulco/Rosa Beltrán
Habla de un paraíso, cuesta nueve pesos en formato electrónico y escrito por la genial Rosa Beltrán... ¿Qué más quieres?
"Acuérdate de Acapulco" es un brevísimo relato que revela la gran mirada crítica de esta escritora originaria de la Ciudad de México.
Esta edición del Fondo de Cultura Económica, de apenas 23 páginas y con geniales ilustraciones de Elizabeth Merino, desnuda las luces y sombras del más emblemático de los centros vacacionales mexicanos.
Rosa Beltrán se mantiene fiel a su estilo inteligente, siempre dueña de una prosa que es mar por sus renglones como olas. Échate un clavado por aquí. Allí te vas querer quedar cuando caliente el sol.
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